Hongos: Criadilla de tierra


Martes de Mercado con el Profesor Xavier

Vivo en una zona donde la naturaleza se encuentra a unos pasos, donde lo rural y lo urbano se alternan, o conviven sin asperezas. 
En un paseo por el centro urbano de la ciudad que actualmente me acoge, puedo encontrarme con facilidad con  vendedores de alimentos e hierbas para aderezos, extraídos de campo abierto: cardillos, espárragos, algarrobas,  azofaifas, berros, cardos, orégano, higos chumbos, tomillo, ajo porro, madroño... y en esta  temporada criadillas de tierra.
Las "criadillas de tierra", o turmas (Terfezia arenaria) son unos hongos, que tienen forma de patata, y que, como esta, se crían bajo tierra, por eso su aspecto terroso externo.  Forman parte de un  familia de hongos muy valorados, entre los que se encuentra la Trufa blanca o Tartufo Blanco (Tuber Magnatum) o la Trufa negra (Tuber Melanosporum). Estas "criadillas de tierra" son las parientes pobres, que se diferencian tanto en el ároma como, sobre todo, en el precio. (o la blanca (por un ejemplar de Tartufo de 750 grr.  se ha llegado a pagar 143.000 € en subasta pública en el año 2007 y siendo su precio medio de 3.000 euros el Kgr.). Variedades de Hongos Hipógeos (Trufa, Tartufo, Turba, Criadilla)
La turma o "criadilla de tierra" se extiende por toda la mitad occidental de la península, creciendo en climas predominantemente áridos y semiáridos, compartiendo hábitat y época de crecimiento y recogida con el famoso gurumelo (excelenta seta que otro día merecerá atención).
Extremadura tradicionalmente ha sido considerada una región sin tradición micológica, pese a la riqueza en algunas zonas de las variedades  mencionadas, y otras menos abundantes, pero igualmente existentes, como  los níscalos, los galipiernos o parasoles, los boletus, etc.. Yo recuerdo, hace demasiado tiempo, probar unas deliciosas colmenillas en un restaurante hurdano, posiblente en Caminomorisco, pero que habían sido recolectadas por un amigo directivo de una sociedad micológica madrileña.  Gran producto las setas, en el que siempre es aconsejable la precaución en el neófito, pues hay ejemplares venenosos semejantes a especies comestibles .
Las preparaciones de las criadillas suelen ser sencillas, pues la cultura popular no dejó de considerarlas,  en muchos casos, un mero sustituto de la patata, preparándose habitualmente en revuelto o tortilla. A mi me han recomendado prepararla estofada, a modo de caldereta (frite), también en revuelto, con ajo porro o cebolleta, incorporando un moje de ajo, perejil y vino fino.  Finalmente me decanté por una ligera preparación, acompañada de una cebolleta pochada y  caldo de ave. Suave aroma a hongo, levemente terrosa, recomendable si es recogida por uno mismo o se adquiere a buen precio.

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