Café/ Cafeina



Jueves Alucinados con el Profesor Xavier

Posiblemente una de las sustancias psicoactivas más consumidas por nuestra cultura sea la cafeína, un
alcalaoide  obtenido normalmente de los granos café, del té (camelia sinensis en sus tres variedades verde, rojo y negro,  el cacao (chocolates,), o el Guaraná. Otra planta no muy común pero que contiene gran cantidad de cafeína es el Yaupon acebo un árbol de cuyas hojas los indígenas solían hacer bebidas, para elevar sus energías en las travesías de caza,
 Cabe mencionar que la familia de las verduras Brasicca como repollos y coles, no contienen cafeína pero si puede estimular a nivel intestinal su absorción, potenciando el efecto de la cafeína en el organismo.
 Como alcaloide tiene la capacidad de actuar a distintos niveles sobre el sistema nervioso. 
Una de las acciones de estas sustancias estimulantes presentes en todas las infusiones, es la de exitar las contracciones de las fibras musculares lisas (intestino, corazón, etc.); es considerado irritante natural de las mucosas, por lo que como consecuencia, no son indicadas para las enfermedades del aparato digestivo. 
Demostrado queda que el Café entra dentro de este conjunto de sustancias seleccionadas los "jueves alucinados". Hablemos ahora sobre su origen.
El café tiene su origen en Etiopía, en la región de Kaffa, en tierra de oromos, donde hoy se producen las variedades más apreciadas en el mundo: Sidamo, Yirgacheffe y Harar(Arábica).
Existe una leyenda que explica el origen del café:


"Un día como otro cualquiera, allá por el año seiscientos, un pastor llamado Kaldi salió con sus cabras a la montaña. Los montes eran frondosos, ricos en pastos y llenos del colorido que le daba una enorme variedad de plantas. Kaldi despertó de la siesta porque sus cabras se comportaban de manera extraña: estaban nerviosas, no paraban de saltar y más que balar parecía que se tronchaban de risa. En resumen, ¡estaban como cabras!. Observó a los animales y comprobó que la fiesta empezaba cuando comían unas apetitosas bayas rojas que crecían en racimos en un arbusto.

Cortó una rama de aquella especie de cerezas y se la llevó a un monje sabio de un convento que había en el valle. El sacerdote, tras escuchar la historia que le contó Kaldi, decidió cocinar aquellas frutas carnosas. El resultado fue tan amargo que arrojó con desprecio las ramas al fuego. Pero en ese instante, el agradable olor que desprendieron las semillas al tostarse con las brasas del fogón les hizo pensar que los animales no podían estar equivocadas cuando volvían una y otra vez a comer en los arbustos de frutas encarnadas.
Así fue como Kaldi y el monje sabio descubrieron que tostando las semillas se podía hacer una infusión rica y estimulante. Al pastor ya nunca le fallaron las fuerzas para, después de desperezarse y preparar una infusión de buna, subir montaña arriba con sus cabras."


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