Golosinas: Alfajor

Mercado

Tras las fiestas navideñas, los alumnos suelen regresar de sus hogares con gran cantidad de regalos, destinados  a sus compañeros y a parte del equipo de profesores de la Escuela para Jóvenes Talentos que dirijo. 



Es de recibo ser agradecido, por eso, estas muestras de afecto la recibimos como prueba evidente de que nuestro trabajo satisface al alumnado y a sus progenitores. Cierto es que no todos los profesores son igualmente valorados, y apenas reciben algo más que una felicitación de palabra,  pero los compañeros  sabemos suplir estas carencias regalándonos entre nosotros, pequeños detalles que estimulan el afecto y ayudan a superar las tristezas de ésta época propensa a la nostalgia. Cajas de golosinas, bombones, frutas escarchadas, cocas, mazapanes son los regalos habituales, muchos de ellos elaborados por nosotros mismos, con la clara intención de regalar parte de nuestro valioso tiempo, adornado con mimo, atención y cariño.  
Uno de mis productos preferidos para hacer y regalar en estas fecha es el alfajor, refiriéndome a esa pequeña y especiada joya de la repostería andaluza que nos hace viajar al mítico Al-ándalus con un pequeño bocado. Y es que mucha historia, más sabor aún, encierra esta pasta. 
Si cogemos el diccionario etimológico descubrimos que Alfajor viene de "alajú" o  "al-hasú", que viene a significar "relleno" en árabe. 
Alfajores hay muchos, y diferentes (la más señalada diferencia existe entre el que aquí publico y su pariente lejano el Alfajor argentino). Yo me atengo a la preparación que me enseñó una tía abuela mía, que trabajó durante muchos años como guardesa en una finca de la sierra norte Sevillana. Allí, para el deleite del dueño y de sus invitadas ocasionales (mujeres de apetitos múltiples) aprendió a confeccionar dulces preparaciones que tuvo a bien trasladarme poco antes de su muerte. 



La receta de su  alfajor está basada la tradicional de Medina Sidonia, que a su vez está basada en la que aparece en el libro que el Dr. Thebussem  escribió, con el fin de diferenciar y significar el alfajor de Medina Sidonia, que es actualmente el que tiene Indicacación Geográfica Protegida.

"Para elaborar el alfajor prepararás lo que voy a decir: Una azumbre de miel blanca. Tres medios de avellanas y una libra de almendras, todo ello tostado y tronzado. Onza y media de canela en polvo. Dos onzas de matalahuva, cuatro adarmes de clavo y cuatro de cilantro, todo ello tostado y molido. Una libra de ajonjolí tostado. Ocho libras de polvo de moler, sacado de rosquillos de pan sin sal ni levaduras, muy cocidos en el horno. Con media libra de azúcar harás almíbar, luego agregarás la miel, y cuando esté subida de punto, le echas los mavíos, tres puñados de harina cernida y polvo de moler. Muélelo para que todo quede bien mezclado. Háganse los bollos en caliente, báñense en almíbar, cúbranse de azúcar fina con alguna canela y empapélense. En cada libra de bollos deben entrar de ocho a doce, para que sean lúcidos. La dificultad y el secreto del alfajor está en el punto de miel: para cocerlo dan las recetas muchas reglas, pero como ninguna es cierta, no las apunto, y digan que la práctica es aquí la maestra, como en todo".  

En la red podréis encontrar equivalencias y diferentes recetas. Yo os aconsejo elaborarlos o, en su defecto, adquirirlos y disfrutarlos

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