Miércoles Imaginarios con el Profesor Xavier
Si no en todas, casi en todas las mitologías, existen híbridos, entiendo como tal esos seres que comparten características de especies diferentes: hombres-lobo, hombres-tigre, sirenas, arpías, el Yaguareté-Abá (hombres leopardo), mujeres pantera, centauros, minotauros, prácticamente todos los dioses egipcios, etc...
Actualmente sabemos que no existieron en el sentido estricto, sino que estos mitos se construyen a modo de alegoría para dar una enseñanza de los diferentes estados psicológicos del ser humano, las dobles personalidades latentes en el hombre, que se muestran al exterior cuando algo las desencadena.
Así la sirena es el poder seductivo que hace naufragar al hombre en sus pasiones por no prestar atención a su raciocinio; los centauros, seres de gran intelecto y control de su ambigua naturaleza que al contacto con la bebida se vuelven violentos y capaces de hacer los peores ultrajes.
Continuaré disertando sobre los Centauros, para desarrollar en otro momento la descripción y características de otros seres híbridos.
En la mitología griega, que es de donde más referencia obtenemos, el centauro es una criatura con la cabeza, brazos y torso de un humano y el cuerpo y patas de un caballo. Vivían en las montañas de Tesalia y se les consideraba hijos de Kentauros, "matador de toros", (el hijo de Ixión y Néfele) y algunas yeguas magnesias, aunque otras fuentes dicen que son hijos de Apolo y Hebe.
En el frontón occidental del Templo de Zeus, en Olimpia, los Centauros ya tienen patas equinas; de donde debiera arrancar el cuello del animal arranca el torso humano.
Nos cuenta Borges en su "Libro de los Seres Imaginarios" que Plinio afirmaba haber visto un Hipocentauro, conservado en miel, que mandaron de Egipto al emperador. También nos cuenta que en la Cena de los siete sabios, Plutarco refiere humorísticamente que uno de los pastores de Periandro, déspota de Corinto, le trajo en una bolsa de cuero una criatura recién nacida que una yegua había dado a luz y cuyo rostro, pescuezo y brazos eran humanos y lo demás equino. Lloraba como un niño y todos pensaron que se trataba de un presagio espantoso. El sabio Tales lo miró, se rió y dijo a Periandro que realmente no podía aprobar la conducta de sus pastores.
Otro relato de la mitología griega que hace referencia a los Centauros es el referente a la famosa batalla de los Centauros contra los Lápidas.
El día de su boda Piritoo invitó a un fastuoso banquete a todos los habitantes de la región, incluidos los centauros. Pero éstos, que nunca habían probado el vino, se emborracharon y raptaron a Hipodamía, junto al resto de las mujeres e incluso a algunos hombres jóvenes que habían acudido al banquete. Éste fue el origen de la famosa guerra entre centauros y lápitas, que acabó con la derrota de los primeros, gracias a la intervención de Pirítoo y de su fiel amigo Teseo.


Quirón era inmortal, pero Hércules en su lucha contra los centauros le hirió con una flecha envenenada con sangre de la Hidra de Lerna, y Quirón, después de nueve días de sufrimiento, pidió a los dioses que le dejaran morir. Cedió su inmortalidad a Prometeo que se hizo así inmortal. Zeus, compadecido de Quirón, le trasladó al cielo, donde se convirtió en la constelación de Sagitario.

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